Día Internacional de la Niña: romper los tabúes de la menstruación para construir confianza y equidad”
Cada 11 de octubre, el mundo celebra el Día Internacional de la Niña, una fecha que invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan millones de niñas en su camino hacia la igualdad. Uno de los temas que aún necesita visibilidad, empatía y acción es la salud menstrual: un proceso natural que, para muchas, sigue siendo sinónimo de silencio, vergüenza y desigualdad.
Según una Encuesta Global de Higiene y Salud de Essity, más de 367 millones de niños en el mundo carecen de servicios de saneamiento adecuados en sus colegios, lo que afecta directamente la gestión de la menstruación. Baños sin agua, falta de privacidad o productos de higiene inaccesibles generan ausentismo escolar y, en muchos casos, abandono.
A nivel mundial, la UNESCO estima que 122 millones de niñas están fuera del sistema educativo, y la menstruación junto a los tabúes que la rodean sigue siendo una de las causas invisibles de esta exclusión. De hecho, 2 de cada 3 mujeres y niñas faltan al colegio o al trabajo durante su periodo menstrual, según estudios de Essity.
La primera menstruación: un momento que deja huella
El primer ciclo menstrual debería ser una experiencia acompañada de información, confianza y apoyo. Sin embargo, la realidad es distinta. El 31% de las niñas busca ayuda durante su primera menstruación, pero muchas veces se encuentra con silencio, desinformación o incluso burlas. Esa falta de acompañamiento deja una huella emocional profunda, generando miedo e inseguridad justo en un momento crucial de crecimiento.
En Colombia, las cifras también revelan brechas preocupantes. Según el DANE, el 15,1% de las mujeres enfrenta dificultades económicas para acceder a productos de higiene menstrual. En los estratos bajos, el panorama es aún más complejo: el 94% ha tenido que prescindir de una toalla higiénica por falta de recursos, y el 75% ha sentido vergüenza al pedir prestada una.
Estas barreras económicas y culturales demuestran que la menstruación no solo es un asunto de salud, sino un tema de dignidad, equidad y derechos humanos.
“La primera menstruación es una experiencia que nunca se olvida, y para muchas niñas sigue siendo un tabú. El desconocimiento genera inseguridad y puede derivar en exclusión escolar o social. Necesitamos transformar la educación menstrual en una herramienta de empoderamiento”, afirma Julián Mora Sánchez, Marketing Director Intimate Hygiene de Essity.
Nosotras: 50 años acompañando a niñas y mujeres
Desde 1975, la marca Nosotras®, de Essity, ha sido pionera en innovación y educación menstrual en Colombia y América Latina. Más allá de ofrecer productos de higiene femenina, ha liderado campañas y programas que buscan romper tabúes y construir confianza en nuevas generaciones.

Entre sus principales aportes destacan:
- 37 años de campañas educativas sobre salud menstrual y pubertad, llegando a más de 17 millones de niñas y niños en 2.600 colegios de 28 departamentos.
- Más de un millón de kits de higiene menstrual entregados cada año, promoviendo el acceso y la educación.
- La campaña regional “Bullying por Loving”, activa desde 2016, que ha impactado a más de 75 millones de personas en América Latina promoviendo el respeto, la empatía y el amor propio.
Con estas acciones, Nosotras reafirma su compromiso con la educación menstrual como una herramienta de empoderamiento. Cada esfuerzo, cada charla y cada producto entregado representan una oportunidad para que más niñas crezcan con conocimiento, seguridad y la certeza de que su ciclo menstrual no es un límite, sino una parte natural y valiosa de su vida.
Un llamado a la acción: confianza, educación y equidad
El lema del Día Internacional de la Niña, “La visión de futuro de las niñas”, nos recuerda que aún queda mucho por hacer para garantizar que cada niña viva su desarrollo con igualdad de oportunidades. Hablar de menstruación sin tabúes, ofrecer educación integral y garantizar productos de higiene accesibles son pasos fundamentales hacia un futuro más justo y empático.
La salud menstrual es salud pública. Y cada conversación, cada programa educativo y cada acción que fomente el respeto y la comprensión es una semilla de cambio. Porque una niña informada, acompañada y empoderada tiene el poder de transformar su vida y la de su comunidad.




