Obesidad en Colombia: por qué no existen fórmulas mágicas y qué sí funciona para combatirla

La obesidad ya no es un tema de estética ni de “voluntad individual”, es una enfermedad crónica y multifactorial que hoy afecta a más del 65% de los adultos en Colombia y a una de cada ocho personas en el mundo. Sus consecuencias no solo impactan la salud y la calidad de vida, sino también la sostenibilidad de los sistemas de salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 había 2.500 millones de adultos con sobrepeso, de los cuales 890 millones eran obesos. Las cifras no se detienen: la obesidad se ha duplicado entre los adultos desde 1990 y se ha cuadruplicado entre adolescentes. Además, en la infancia ya se reportan millones de casos, lo que muestra que esta es una problemática que atraviesa todas las edades.

El mito de las “fórmulas mágicas” para bajar de peso

Ante este panorama alarmante, surgen promesas de soluciones rápidas: dietas extremas, suplementos sin registro, procedimientos no regulados e incluso hormonas usadas de manera indebida. Sin embargo, la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo (ACE) advierte que estas fórmulas milagrosas no solo son ineficaces, sino que ponen en riesgo la vida de quienes las siguen.

Entre los peligros más comunes están las alteraciones hormonales, daños a órganos vitales, baja autoestima y retraso en la búsqueda de un tratamiento integral y seguro. En otras palabras, lo que parece una solución rápida puede convertirse en un problema mucho más grave.

¿Por qué la obesidad es un problema tan complejo?

La obesidad no es simplemente “comer menos y moverse más”. Se trata de una enfermedad asociada a desregulación metabólica que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, hígado graso, apnea del sueño, síndrome de ovario poliquístico, varios tipos de cáncer, entre otros.

Además, impacta en la economía: incrementa la demanda de servicios de alto costo y disminuye la productividad laboral. Incluso reducciones modestas de peso pueden generar beneficios clínicos, pero sin estrategias sostenibles, la carga seguirá creciendo.

Lo que sí funciona: ciencia, evidencia y políticas públicas

Los expertos insisten en que la única forma de frenar la obesidad es a través de tratamientos basados en evidencia, políticas públicas sólidas y un cambio en los entornos en los que vivimos. Algunas medidas clave incluyen:

  • Etiquetado claro de alimentos para ayudar a los consumidores a elegir mejor.
  • Impuestos saludables que desincentiven el consumo de ultraprocesados y bebidas azucaradas.
  • Entornos escolares saludables que protejan a los niños desde la infancia.
  • Acceso a atención primaria y tratamientos multidisciplinarios con endocrinólogos, nutricionistas, psicólogos y especialistas en actividad física.
  • Promoción de ciudades activas que faciliten la movilidad y el ejercicio.

La telemedicina y los registros clínicos interoperables también están llamados a jugar un papel clave, garantizando continuidad en los tratamientos y acceso a profesionales de la salud incluso en regiones apartadas.

Un compromiso de todos

En el marco del Día Nacional de la Obesidad, la ACE hace un llamado a la ciudadanía a informarse, a los medios de comunicación a usar un lenguaje respetuoso y a los gobernantes a fortalecer las políticas públicas con visión a largo plazo. Porque la obesidad no se resuelve con promesas mágicas, sino con ciencia, educación y un trabajo conjunto entre la sociedad, el Estado y los profesionales de la salud.

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