La cometa pide pita, pero el Banco no le suelta

Cinco miembros de la Junta Directiva del Banco de la República nos están diciendo, no señores, no es la época para elevar cometas. Por ello, son mayoría en la votación y se imponen entre los siete que conforman ese órgano de la autoridad monetaria que cada mes se reúne y cada dos toma decisiones como la de este 30 de abril: reducir en 50 puntos básicos la tasa de interés de intervención, llevándola así de 12,25% a 11,75%.

Y quizá tengan razón en tanta prudencia, a pesar de que los otros dos miembros (es de suponer, los del gobierno) hayan votado por una reducción más ambiciosa: 75 y 100 puntos básicos. Entiéndase lo que proponen: démosle pita a la cometa, a la economía.

Pero es que no es tiempo de elevar cometas. No hay vientos como los de julio y agosto, que ayudan a que esos coloridos objetos voladores vayan palo arriba, se les suelte pita y no haya riesgo elevado de que se vayan a pique y el dueño tenga que lamentarlo porque poco a nada le quedó tras la caída.
Por eso, así están obrando en la Junta del Emisor: cautela con la pita para evitar el efecto contrario al deseado. Porque, según dan a entender, hay vientos, pero no los requeridos para que la actividad económica despegue sin ejercer presión inflacionaria.

No hay que olvidar que Colombia viene del escenario inflacionario más crítico en décadas a causa de todo lo que pasó en el mundo por el Covid-19: en marzo de 2023 la inflación anual fue de 13,34%. Y la respuesta del Banco de la República fue aumentar la tasa de interés (quitarle pita a la cometa = sacarle plata a la economía) y llevarla al histórico: cuando la crisis de la pandemia (septiembre de 2020) la bajó hasta 1,75% y luego paulatinamente fue subiéndola hasta que en mayo de 2023 la tuvo en 13,25%.

Porque plata cara dificulta gastar o invertir, mientras que la barata lo facilita todo. El problema es que cuando los intereses por el dinero prestado son bajos, el consumidor se coge confianza, gasta sin conocer los límites del exceso, presiona los precios al aumento y no se da cuenta que está escupiendo para arriba porque llega el momento en que está muy “enculebrado”, el ingreso no le rinde porque los precios van para arriba y tampoco encuentra quién le preste porque no hay quién crea que puede pagar cumplidamente. En otras palabras, pierde la cometa.

Así no nos guste, la cautela de la Junta del Banco de la República es entendible. El deber constitucional es cuidar el poder adquisitivo de la moneda. Y aunque la inflación lleva al menos 12 meses en descenso continuo y ya la anual hasta marzo iba en 7.4%, más vale la moderación porque el entorno global está alborotado. De ahí que, al anunciar la decisión, el Emisor explicó que, por ejemplo, en Estados Unidos persiste la inflación por encima de la meta.

Eso sí, en el Banco mantienen la convicción sobre que lograrán conducir la inflación colombiana a la meta a mediados de 2025, es decir alrededor del 3.5%. Justo cuando suelen empezar a soplar los vientos que necesitan la cometas.

Por: Duglas Balbín, Periodista Económico de la Universidad de Antioquia

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