¿Es difícil para las mujeres conseguir trabajo al salir de la universidad? Esto analiza investigación del Politécnico Grancolombiano

  1. Las mujeres universitarias enfrentan tasas de desempleo notablemente más altas en comparación con sus contrapartes masculinas. Así lo refleja la investigación ‘Brechas de Género de los Egresados de Programas de Educación Superior en Colombia’, liderada por el Politécnico Grancolombiano.
  2. Cifras de los recién graduados vinculados al mercado laboral presentados por el Observatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación Nacional, evidencian que la vinculación de las mujeres graduadas siempre es menor que el de los hombres y las brechas se acentúan en los graduados de programas técnicos y tecnológicos.
  3. Las barreras que tienen las mujeres empiezan a tomar más fuerza al momento de tratar de buscar un acceso a un puesto de liderazgo. La mujer a lo largo del tiempo se ha visibilizado como la cuidadora del hogar y al hombre como el proveedor de esta.

Abril de 2024. En la encrucijada del mercado laboral colombiano, las brechas de género persisten como una sombra en las oportunidades y el desarrollo económico. Las mujeres universitarias enfrentan tasas de desempleo notablemente más altas en comparación con sus contrapartes masculinas. Así lo refleja la investigación ‘Brechas de Género de los Egresados de Programas de Educación Superior en Colombia’, liderada por el Semillero de Empoderamiento Económico de la Mujer (EEM) del Politécnico Grancolombiano.

La investigación identificó las brechas de género en el mercado laboral para los egresados de educación superior, realizando una revisión de bases de datos y documentos oficiales para recopilar información sobre variables, características, estereotipos y barreras que enfrentan. Los resultados son contundentes: en 2023, la tasa de desempleo para mujeres fue del 13 %, en comparación con el 8.7 % para hombres, evidenciando una disparidad significativa que afecta especialmente a la población universitaria.

Cifras de los recién graduados vinculados al mercado laboral presentados por el Observatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación Nacional, evidencian que la vinculación de las mujeres graduadas siempre es menor que el de los hombres, aunque en el más reciente informe se muestra una disminución de la brecha. Tras la pandemia, los hombres vinculados se sitúan en el 71,6 % y las mujeres en el 69,3 %. Las brechas son más amplias en los graduados de programas técnicos y tecnológicos.

Y es que, como lo indican las recientes estadísticas proporcionadas por el DANE en relación con el nivel educativo, aún sigue siendo todo un reto que los recién graduados de educación superior ingresen al mercado laboral. En 2022, la tasa de desempleo general para personas universitarias fue del 11,7 % y cuando se revisa la cifra con lupa, la investigación encuentra que las mujeres con educación superior registraron una tasa de desempleo del 11,3 %, mientras que la tasa correspondiente para los hombres universitarios fue del 8,7 %.

Estadísticas revisadas durante la investigación reflejan que hay más hombres matriculados en programas de educación formal, aunque son las graduadas quienes aprueban mayoritariamente y están a la cabeza de las cifras en educación. Sin embargo, son ellas quienes están al final en la adquisición de trabajo. Sólo el 30 % de las ellas escogen carreras relacionadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

Las barreras que tienen las mujeres empiezan a tomar más fuerza al momento de tratar de buscar un acceso a un puesto de liderazgo. La selección y ocupación de puestos administrativos o de altos cargos de poder deben ser de acuerdo con las habilidades, conocimientos y destrezas que posee una persona, aun así, la mujer a lo largo del tiempo se ha visibilizado como la cuidadora del hogar y al hombre como el proveedor de esta.

En cuanto al nivel salarial, en el 2023, el ingreso mensual promedio de las mujeres fue de 1,15 millones de pesos, mientras que el de los hombres fue de 1,22 millones de pesos colombianos, lo que representa una discrepancia del 6,3 %. Estos números destacan una realidad preocupante: a pesar de poseer niveles educativos más altos, las mujeres se enfrentan a tasas de desempleo considerablemente superiores y obtienen menos ganancias, incluso cuando ambos géneros dedican la misma cantidad de horas al trabajo.

Esta disparidad plantea cuestiones sobre la igualdad de oportunidades de empleo y el impacto en la economía del país, ya que tanto mujeres como hombres con educación universitaria tienen el potencial de contribuir de manera significativa al desarrollo económico de Colombia. Entonces, ¿cuáles son esas barreras, estereotipos y demás elementos que determinan las acciones que se deben emprender para lograr una mayor equidad?

Los estereotipos continúan siendo una barrera significativa que afecta las decisiones de carrera de las mujeres, especialmente en campos STEM, donde a menudo no reciben el mismo nivel de apoyo que los hombres, lo que puede resultar en una falta de confianza y oportunidades para ellas. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, son precisamente las mujeres quienes están liderando y destacándose en estos campos.

Para desafiar los estereotipos, el rol de las Instituciones de Educación Superior es indudablemente necesario. Deben implementar acciones que promuevan la equidad y la inclusión, esto implica iniciar conversaciones abiertas y continuas sobre el tema de género, generar conciencia sobre la importancia de respetar a todas las personas sin importar su identidad de género y expresar el desacuerdo ante comentarios discriminatorios.

Las IES deben establecer lineamientos que contribuyan a la formación inclusiva de los estudiantes y al relacionamiento con el sector externo, avanzando en estrategias que promuevan una participación equitativa para todos los graduados, independientemente de su género. Además, deben liderar iniciativas que preparen a los estudiantes para desafiar y superar las barreras de género en su trayectoria profesional.

Las investigadoras resaltan que las acciones no son solo desde la educación formal, sino que se requiere una visión integradora que abarque, tanto políticas públicas, como iniciativas a nivel institucional y personal. Es fundamental que las políticas públicas incluyan programas y proyectos que promuevan la igualdad de género y la diversidad en los planes de estudio y actividades escolares.

También es fundamental comenzar desde el hogar, rompiendo estereotipos y apoyando las decisiones, esto incluye permitir que las niñas se formen en áreas como el fútbol profesional o carreras de ingeniería, tradicionalmente asociadas a los hombres. Del mismo modo, es crucial fomentar que los niños consideren opciones como enfermería o docencia de preescolar, entre otras, para construir una cultura de equidad desde temprana edad.

El cuidado del hogar continúa recayendo principalmente en las mujeres, lo que ha dificultado su participación laboral. Para abordar esta situación, es crucial promover la corresponsabilidad en las tareas del hogar entre hombres y mujeres. Además, las empresas deben ofrecer espacios y flexibilidad para que tanto padres como madres puedan cumplir con actividades relacionadas con el cuidado familiar.

Finalmente, la investigación resalta la necesidad de una cultura empresarial. Las empresas deben promover políticas y prácticas inclusivas que brinden oportunidades equitativas de desarrollo profesional para hombres y mujeres. Esto implica eliminar los sesgos de género en las decisiones laborales y crear una cultura que valore y respalde la diversidad de género. Es fundamental garantizar espacios laborales seguros y libres de discriminación, donde todas las personas puedan desarrollar plenamente sus capacidades y competencias.

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