Comunicado de la Escuela Ambiental con respecto al Relleno Sanitario La Pradera de EMVARIAS.

La Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, como parte activa en la consolidación de un territorio antioqueño sostenible, considera importante avanzar en estrategias que permitan hacer frente a la situación informada por la autoridad ambiental Corantioquia sobre “el agotamiento de la vida útil del Vaso Altair y su funcionamiento hasta el 17 de octubre de 2023” del Relleno Sanitario La Pradera de EMVARIAS y la exigencia para que se “avance en las etapas de construcción y habilitación del nuevo vaso La Piñuela”, el cual fue aprobado mediante resolución de modificación de la Licencia Ambiental del pasado 13 de julio de 2022. Se resalta la importancia de este equipamiento de servicios para 49 municipios, incluidos los 10 de la Región Metropolitana del Valle de Aburrá, con una disposición diaria de 3.400 toneladas de residuos sólidos, acorde con información soportada por la Superintendencia de Servicios Públicos.

Desde nuestra Escuela Ambiental, en sus más de 50 años de existencia, se han formado más de 2.000 profesionales con el pregrado en Ingeniería Sanitaria en la adecuada gestión de residuos sólidos. Las tendencias en el manejo de los residuos se sustentan principalmente en la educación ambiental, la eliminación y reducción de residuos y la economía circular, de manera que las soluciones finales como los rellenos sanitarios reduzcan significativamente su tamaño. En síntesis, este tipo de enfoques nos invitan a que como sociedad pensemos en cómo ser más eficientes en la forma en que producimos y consumimos y en alternativas de aprovechamiento de los subproductos y materiales sobrantes.

De acuerdo con los Planes de Gestión Integral de Residuos (PGIRS), que son de actualización obligatoria para cada periodo de gobierno por parte de todos los municipios del país (Resolución 0754 de 2014), el mayor porcentaje de generación de residuos es de orgánicos biodegradables (50% al 60%), seguido de residuos reciclables (20% al 30%), residuos ordinarios e inertes (10% al 20%) y peligrosos (cerca de un 5%). Lo anterior significa que aproximadamente un 80% de los residuos podrían ser recuperados o valorizados, y tan solo deberían ir a relleno sanitario del 15% al 20% de los residuos ordinarios.

Según el Banco Mundial, el 13,5 % de los residuos a nivel mundial se recicla y solo el 5,5 % se composta (Banco Mundial BIRF AIF, 2018). Para el caso de la Región Metropolitana del Valle de Aburrá, el PGIRS Metropolitano 2017-2023 reporta un 15% de residuos reciclados y tan solo un 6% de orgánicos aprovechados (AMVA 2016).

La Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia invita a repensar la gestión de residuos desde un enfoque de prevención en su generación buscando minimizar “soluciones de final

de tubo” como son los rellenos sanitarios. Para ello, en coordinación con las autoridades nacionales y regionales, se requiere:
-Un desarrollo normativo e institucional que privilegie la prevención en la generación de residuos, la producción y consumo responsables, y la racionalización en el uso y consumo de materias primas.

-Un proceso de educación ambiental en diversos niveles (comunitario, académico, en el sector urbano y rural) que permita pasar del discurso a la acción para mejorar nuestros patrones de consumo y fortalecer estrategias de separación en la fuente que lleven a la recuperación de residuos aprovechables, mediante la entrega a los recicladores o en las rutas selectivas de las empresas de servicios públicos de aseo.

-Un proceso de diálogo entre Estado, sociedad civil, sector productivo, empresas de aprovechamiento y organizaciones de reciclaje que permita en el mediano plazo la recuperación del total de residuos reciclables y el tratamiento de los residuos orgánicos para incorporarlos en el ciclo productivo desde un enfoque de economía circular.

-Un aumento de la vida útil de los rellenos sanitarios al reducir entre un 70% y 80% la cantidad de residuos a disponer y con ello el caudal y carga contaminante de lixiviados.

-Una disminución de los impactos ambientales y sociales, tanto por demanda y uso de materias primas –estrategia fundamental de la economía circular que establece la modificación de las materias primas haciéndolas cada vez menos complejas y con características de reciclabilidad o reuso– así como por el mismo proceso de disposición final que debe tener mayor tecnificación y máximos controles ambientales.

Finalmente, de acuerdo con el estudio Perspectiva de la Gestión de Residuos en América Latina y el Caribe (ONU Medio Ambiente 2018), el desarrollo de proyectos de aprovechamiento, tratamiento y valorización de residuos requieren inversiones muy superiores a las permitidas por la estructura tarifaria (precio techo para disposición final en relleno sanitario); por lo tanto, es necesario que se modifique el actual marco tarifario (Resolución CRA 720 de 2015), incluyendo en las alternativas a la disposición final la posibilidad de plantear otras como compostaje, digestión anaerobia (biodigestión), producción de Combustibles Derivados de Residuos (CDR), incineración, entre otras, en las dimensiones económicas que lo permitan desarrollar.

A su vez, es importante y necesario el apoyo financiero institucional para lograr cierre financiero de estos proyectos con diferentes procesos tecnológicos relacionados con rutas de separación, compostaje, incineración, entre otros.

Invitamos a que este sea un punto de reflexión y parte de la agenda técnica y política de nuestro territorio, y por ello desde la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería estaremos aportando nuestro conocimiento e iniciativas para encontrar soluciones en el corto, mediano y largo plazo.

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