El papel de la mujer en la literatura.
Por mucho tiempo el rol de la mujer estuvo limitado a una serie de actividades que indicaban que solo eran aptas para procrear, hacer labores de hogar, criar a sus hijos y asistir al marido. Aquellas que rechazaban la posibilidad de construir una familia habitualmente se consagraban a Dios. No se les permitía participar en labores como la política y las letras.
Las mujeres que, ya sea por pasión o rebeldía, se atrevían a leer o a escribir lo hacían a hurtadillas. Temían revelar su nombre porque esto era considerado un hecho criminal, algo innoble que se debía castigar, incluso, en muchos casos, eran consideradas “brujas”, por lo que eran llevadas a la hoguera.
Poco a poco, aquellas valientes mujeres fueron adquiriendo un papel importante y una identidad dentro de una sociedad machista y liderada por dogmas religiosos. Ellas empezaron a unir fuerzas para reclamar su posición y hacer visible su participación en el mundo de la literatura. De manera que empezaron a escribir de forma anónima o con el seudónimo de un hombre para que sus textos fueran publicados, y así adquirir un papel importante. Su rol en la escritura fue notable por los relatos que narraban, pues a través de ellos pudieron expresarse y liberarse de los paradigmas sociales, religiosos y culturales, los cuales les impedían tener mérito frente a su labor.
Escritoras colombianas como Soledad Acosta de Samper, quien en su obra La mujer en la sociedad moderna defiende su posición acerca de la educación de las mujeres; la barranquillera Marvel Moreno, que aborda temas relacionados con la “construcción de la identidad femenina”, y Laura Restrepo, quien obtuvo el premio Alfaguara con su novela Delirio, son ejemplo de la trascendencia que hemos tenido en el mundo de las letras.
El simple hecho de escribir trae consigo una lectura inconsciente de nuestros acontecimientos vividos o pensamientos más frecuentes. La escritura le ha servido a la mujer como voz de protesta crítica, la sumerge en su propio ser, la lleva a conocerse a sí misma, la hace sentir y adquirir autonomía intelectual. El hecho de que la mujer pueda tener protagonismo en el ámbito literario es muestra del gran avance que como sociedad hemos tenido.
Por medio de este escrito quiero agradecer a todas esas valientes mujeres que, aunque estuvieron en el anonimato, lucharon incansablemente por nuestros derechos. Hoy en día, gracias a ellas podemos leer, escribir y desempeñarnos en los que nos guste, podemos ser amas de casa, pero también veterinarias, geólogas, abogadas, periodistas o funcionarias públicas, en fin. Gracias por hacer que la lucha del pasado valga toda la pena del mundo.
Por: Luisa María Vergara Palacio – Comunicadora social y periodista