“Cada vez que yo pueda prestarle mi voz a la gente que lo necesite, lo voy a hacer”, Adriana Lucía.
La cantante colombiana celebró 25 años de carrera musical, años en los que se ha entregado a vivir por lo que le apasiona y explotar al máximo el poder de la música para transmitir mensajes.
Una niña salió al patio de su casa, cerró sus ojos y empezó a cantar. Los vientos hacían sonar los palmitos que la rodeaban, sonaban como si fuera un gran público aplaudiendo. “Yo me imaginaba así toda la vida, cerraba los ojos y me imaginaba mis escenarios”, cuenta Adriana Lucía.
Esa pequeña que soñaba despierta se convirtió en una de las mujeres artistas y líderes referentes de la industria musical en Colombia. Su sonoridad única y carisma la han llevado a esos grandes escenarios que alguna vez imaginó. Y en medio de sus conciertos, sigue volviendo a esos días en el patio de su casa en El Carito, donde visionó lo que sería.
“Yo como que todavía no creo que ya sean veinticinco años, me cuesta pensar que ha pasado mucho tiempo. Me siento agradecida”, expresa la cantante.
Desde muy joven, Adriana Lucía se ganó un lugar como una de las cantantes vallenatas más reconocidas del país, un género que tradicionalmente había sido exclusivo para los hombres y en el que se sumergió con gran éxito. Poco a poco fue construyendo su estilo propio, inspirada por todos esos años de aprendizaje.
Durante su trayectoria musical, la cordobesa ha sumado 830 mil discos vendidos, 45 millones de hits en YouTube, 2.100 conciertos y un promedio de 6.5 millones de asistentes a sus presentaciones. Ha estrenado álbumes que siguen siendo recordados, tales como Enamórate como yo, Te amaría, De corazón a corazón, Porro nuevo, Porro Hecho en Colombia y Porrock.
“La celebración de estos 25 años es el ejercicio consciente de agradecer lo alcanzado, de saber que el mayor privilegio que he tenido es llegar hasta 25 años, de haber podido vivir de la música. Eso es un lujo. Realmente nunca he trabajado en otras cosas, nunca he hecho otra cosa y poder vivir de lo que me apasiona y por lo que me apasiona, eso es lo principal que me han dado estos estos años”, dice.
El camino no ha sido sencillo de recorrer. Adriana Lucía reconoce sin tapujos que mantenerse fiel a su esencia y al propósito que -para ella- tiene la música le ha costado.
La artista cuenta que haber empezado tan ‘chiquita’ hizo que le perdiera la magia a la música, al darse cuenta de que era una cuestión de números y números, pero que encontrar el propósito de la música lo cambió todo, y eso le ha pasado factura.
Fue a comienzos de la década de los 2000 que César López invitó a Adriana Lucía a participar de lo que entonces se llamaba reinserción y desmovilización, y desde ese momento se dedicó a trabajar en proyectos sociales. “Ahí parte lo que yo creo que es la función principal de la música, que es acompañar y sanar. Independientemente de que sea un negocio, esa es la función del arte, sacar todo lo que uno tiene dentro. Yo entendí el poder de la música, entendí que esto tenía una principal función, que era servir”, apunta.
Por eso cuando sucedió el estallido social en Colombia, no dudó en defender lo que consideraba justo y en aprovechar sus plataformas para hacer visibilidad de ello. “Cada vez que yo pueda prestarle mi voz a la gente que lo necesite, lo voy a hacer. Cada vez que los canales míos de amplificación, llámese redes sociales o yo en una entrevista, lo voy a hacer”, dice.
Forbes: ¿Y hacerlo qué consecuencias le ha traído?
Adriana Lucía: Muchos vieron cuando me cancelaron de algún programa, cuando me sacaron de alguna cosa, esto fue como muy evidente, pero hay otras que no fueron tan evidentes, que se vivieron más en la intimidad. Cuando te empiezan a decir que este evento queda aplazado, uno empieza a pensar “¡Juemadre! ¿De qué voy a vivir, qué es esto?”. También tuvo implicaciones mucho más grandes, más que el trabajo, y es la vida. Cuando uno escucha amenazas en este país, pues hay que pararle bolas, porque es Colombia y aquí la vida no vale nada, lastimosamente.
Yo me acuerdo que mi primera ‘esta cosa’ con la abogada y la Fiscalía, y yo echando como el cuento y esas vainas ahí, y me preguntaba yo qué hago aquí.
Lo más duro es que uno pasa, y todavía estoy viviendo transición, de ser un personaje muy querido, un personaje muy agradable para presentar, la de mostrar, a ser el personaje de ocultar.
Pese a las dificultades con las que se encontró, no duda de que volvería a hacerlo. “No me arrepiento en lo absoluto de haberlo hecho, así esto traiga consecuencias graves, siempre voy a poner mi voz dispuesta para para las personas que quizás no tienen una una voz muy poderosa, pero sí tienen cosas muy poderosas para decir”.
El negocio
En la organización de sus 25 años, ha vuelto a estar de cerca con la industria y recalca que hay avances, pero también muchos pendientes por resolver en el negocio de la música. Si bien reconoce que las mujeres han ganado terreno, manifiesta que hay un espacio muy grande en la música latina para el género femenino.
Asimismo, destaca la oportunidad que existe en la actualidad, gracias a la globalización, y los retos que ello implica. La clave, insiste, está en seguir conociendo y organizando mejor la industria. “Los compositores morían y tocaba recoger hasta para la caja, pero eso lo hemos ido cambiando con conocimiento de la industria. Ojalá todos los pelaos nuevos que lleguen se informen, sepan dónde están, para que a futuro sean dueños de sus catálogos, de su música y no tengan que vivir lo que vivieron nuestros viejos”, dice.
Su faceta de directora
Bajo su dirección se llevó a cabo el documental Porro Hecho en Colombia, que obtuvo el Premio del Público, en el Festival de Cine Colombiano de Nueva York, Estados Unidos, 2015. El desarrollo de este trabajo audiovisual fue todo un desafío al que llegó por ‘efecto carambola’.
“Yo parto de este amor por todo lo que hago y el respeto de lo que hago, y eso se basa en el conocimiento. Lo único que tenía a favor era una gran investigación de hace muchos años, muy respetuosa, y al final creo que todo se dio gracias a mi deseo enorme de que la gente lo conociera para que lo amara”, cuenta. Hizo lo propio y dirigió el documental como antes lo había hecho con sus canciones, y para ello contó con el apoyo de un equipo que le permitió hacer realidad la pieza audiovisual.
Lo que viene para Adriana Lucía
“La celebración de los 25 años es un punto de partida”, expresa la cantante, quien ofreció un concierto en el que reunió a todas las generaciones alrededor de una misma fiesta. Porro, porrock, cumbia, champeta, vallenato, de todo hubo en el repertorio que dio cuenta de los ritmos que han marcado su obra musical a través de estos 25 años.
Aseguró que está en “un momento chévere de la vida” y por ello está trabajando en nueva música, en definir su sonoridad nueva y viendo qué viene en este tiempo para ella y su carrera. “La música es un acto de fe diario”, dice.
Por: FORBES