“El restaurante está ambientado como en una pesebrera, pero sin muros, y dentro de los platos típicos, aunque la especialidad son los pescados y mariscos, ofrece la bandeja paisa de los abuelos que sólo incluye dos proteínas”. 

Jericó, teniendo cerca de 2 kilómetros cuadrados en su casco urbano y una población pequeña de 13 mil habitantes, tiene cada vez más lugares que sorprenden a propios y visitantes y que enriquecen la oferta cultural y gastronómica que es amplia y potencia a uno de los sectores más representativos que tiene el municipio como el turismo.

Siendo de Jericó y viviendo en el municipio, no conocía en detalle tres lugares que recomiendo visitar: un restaurante campestre ubicado a escasos 7 kilómetros del casco urbano -unos 15 minutos aproximadamente- que se llama El Edén, en la vereda Palosanto, rodeado de montañas y sus correspondientes cultivos o usos de suelo: café, plátano, ganadería. El Edén, que abrió hace dos meses, quiere evocar las tradiciones antioqueñas, las originales, según su propietario y fundador José Octavio Vásquez. El restaurante está ambientado como en una pesebrera, pero sin muros, y dentro de los platos típicos, aunque la especialidad son los pescados y mariscos, ofrece la bandeja paisa de los abuelos que sólo incluye dos proteínas.

En los exteriores, el restaurante cuenta con un gran lago nutrido de tilapia, cachama, bocachico, bagre que los visitantes pueden pescar y pedir que sean preparados al instante; se pueden apreciar los árboles de guayaba -de los cuales recolectan la fruta para el postre- sus cultivos de café y saborear el de su propia marca: La Vasqueza que reúne los dos apellidos de la familia de José Octavio.

Esta empresa fue una de las 11 iniciativas empresariales que el año pasado ganaron la convocatoria cerrada del Fondo Emprender para Jericó y Fredonia y que hoy empiezan a recoger los frutos y aportar a la competitividad del municipio.

Pasando de la gastronomía a los libros, una visita que tuve la oportunidad de atender esta semana me hacía la reflexión de que les parecía extraño que, en Jericó, siendo un municipio distinguido por su cultura, no tuviera una librería. Yo creía en verdad de que no teníamos una librería a la mano, pero una compañera me corrigió y me dijo que en el centro cultural Bomarzo, sí contábamos con una. Allí se pueden encontrar libros de segunda mano que se pueden comprar o sino tomar alguno, leerlo en el sitio y disfrutar del lugar. Pero para buena parte de la población local y seguramente turistas, la librería de Bomarzo sigue siendo un sitio aún inexplorado y con mucho potencial que hay que aprovechar.

Y desde hace algunos meses, abrió sus puertas el restaurante Míster Arroz, con un producto que hasta entonces no existía en el municipio: arroz chino y sus variantes con precios desde los 6 mil pesos. Lo crearon unos hermanos provenientes de Manizales que llegaron hace 7 años al municipio junto con su padre, a la vereda Vallecitos, donde compraron una finca para cultivar aguacate hass. Con el paso de los años fueron incursionando en otros negocios como el de Míster Arroz por la oportunidad de ofrecer un producto único. Por las venas de Rodrigo, uno de los hermanos, corre la sangre de un emprendedor, a su corta edad ha impulsado varias iniciativas y hoy su obsesión es sacar adelante Independencia, un proyecto que busca conectar a profesionales de distintas ramas que faciliten con su conocimiento la gestión de pequeñas empresas que apenas están iniciando.

Tres ejemplos que dan cuenta de la transformación permanente de Jericó, de como se potencializan y fortalecen sus vocaciones, de gente que, con sus conocimientos y habilidades, piensan en un futuro promisorio. En sus empresas encontraron el vehículo para materializarlo.

Por: ALPONIENTE

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