Economía circular, el camino hacia un planeta más limpio.
El uso de menos recursos lleva a que se aprovechen al máximo los residuos de la manufactura.
En el 2017, un equipo de investigadores advertía sobre una isla de basura en el Océano Pacífico de aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados, es decir, casi del tamaño de Colombia. En el 2019, la firma británica Verisk Maplecroft anunciaba en un reporte que existía una “crisis de basura” pues, a nivel mundial, se producían más de 2.100 millones de toneladas de desechos cada año, con lo que se podría llenar más de 800.000 piscinas olímpicas. Hoy por hoy, la preocupación sigue latente y el Banco Mundial estima que, para el 2050, los desechos a nivel mundial crecerán un 70%, a menos que se adopten medidas urgentes.
En línea con estos datos, el manejo de los residuos es una labor que se ha posicionado en la agenda pública como una necesidad que requiere de una suma de esfuerzos entre todos los actores de la sociedad y la economía. Lo anterior explica, o al menos en parte, por qué el Gobierno de Colombia se ha puesto como meta alcanzar una tasa de reciclaje del 14.6% para el 2022, por qué el uso de bolsas de materiales de un solo uso ha bajado 65% en el país en tres años, por qué el sector productivo ha desarrollado sus propias políticas de reciclaje, y por qué la economía circular se ha consolidado durante la última década como una piedra angular para contrarrestar esta problemática.
Y es que, la economía circular presenta una idea indispensable para el actual contexto: se trata de diseñar procesos que utilicen menos recursos y aprovechen al máximo los residuos que se generan durante la manufactura. Es decir, contrario al sistema lineal tradicional basado, principalmente, en el concepto “usar y tirar”, la economía circular representa un enfoque holístico que busca innovar para reducir, reutilizar, reciclar y recuperar los insumos que se utilizan, todas las veces que sea posible.
En ese sentido, la economía circular implica ir a la raíz del proceso productivo, considerando elementos como la materia primera, e incluso, el agua y la energía. Tal es el caso de Smurfit Kappa – Compañía líder en la fabricación de empaques a base de papel y cartón- pues no sólo hacen uso de materias primas que son 100% renovables, sino que además se preocupan por darle un uso responsable al recurso hídrico, así como por utilizar subproductos orgánicos como biocombustible; este enfoque, hace que la circularidad esté inserta en su ADN corporativo.
De hecho, en su proceso productivo, el modelo circular inicia en sus plantaciones forestales certificadas que permiten obtener fibra virgen y contrarrestar la deforestación. Continua en las plantas donde se fabrica el papel y el cartón, la materia prima con la que se elaboran los empaques, insumos que, por su propia naturaleza, son reciclables y biodegradables. De esta forma se crean soluciones amigables con el medio ambiente que, una vez son utilizados, se recuperan bien sea a través de alianzas con los clientes, o del trabajo colaborativo con asociaciones de recicladores, para crear papel a partir de fibras recicladas e iniciar nuevamente el ciclo.
Adicionalmente, en casos como el de Smurfit Kappa, en los que un importante porcentaje de la materia prima proviene de material reciclado, se generan beneficios como la preservación de los ecosistemas, el ahorro de energía, agua potable, dinero, esfuerzo y se contribuye a la disminución de la contaminación y los residuos que van a rellenos sanitarios. En general, el equipo de Smurfit Kappa aplica un abordaje integral que le permite operar de forma restaurativa, guiados por estrategias como ‘Better Planet Packaging’ para reducir la huella ambiental de los empaques y sus rastros en el planeta, aportando así al desafío que tienen las marcas y los consumidores en materia de gestión de desechos.
Por todo lo anterior, y con base en experiencias como la de Smurfit Kappa y muchas otras compañías de la industria del papel y los empaques, hoy se puede afirmar que, aunque los residuos no pueden evitarse en su totalidad, sí existen caminos como la economía circular que permiten ahorrar recursos de manera sustancial. Bajo este modelo, no solo se propicia el reciclaje, sino que se buscan alternativas innovadoras para usar de manera más eficiente el agua, la energía, los insumos químicos, se aprovechan los residuos, etc.; y cada nuevo paso en el camino de la circularidad es una oportunidad que se abre para los productores, los consumidores y la sociedad en general.
Sin duda alguna, la economía circular ha pasado de ser una opción a una necesidad que podría significar enormes beneficios. De hecho, la ONU calcula que este modelo puede reducir hasta un 99% de los desechos de algunos sectores industriales y un 99% de sus emisiones de gases de efecto invernadero, ayudando a proteger el medio ambiente y a combatir el cambio climático.
En Smurfit Kappa, la circularidad atraviesa todo el negocio y le da impulso a su propósito de re imaginar el mundo a través del papel y el cartón para un mejor planeta.
Por: PORTAFOLIO