Turismo inmersivo: la nueva apuesta de El Carmen de Viboral.
El municipio es parte de Antioquia Experimental, ruta que busca conectar al turista con la cultura de la región a través de actividades de inmersión.
Ensuciarse las manos de barro moldeando su propio bizcocho (la pieza en arcilla lista para decorar), colorearse los dedos con pigmentos de colores mientras le da vida a la loza, y sacar ese espíritu escondido de artista para plasmar el diseño más original en la pieza de cerámica que usted mismo acaba de elaborar, es la nueva apuesta turística de El Carmen de Viboral.
El municipio al oriente de Antioquia al que bien apodan ‘la cuna de la cerámica artesanal’, puesto que lleva en su historia más de 120 años de tradición con la loza, lo que la llevó a recibir oficialmente el Sello de Denominación de Origen en 2013, y que, ahora, se suma a la ruta de ‘Antioquia Experimental’, que incluye 4 municipios del oriente antioqueño (Marinilla, El Retiro, La Ceja y El Carmen de Viboral) que le apuestan a ofrecer un turismo distinto a los destinos usuales: un turismo de inmersión.
Los artesanos moldean en sus manos economía, barro y tradición, puesto que la venta de loza es una importante fuente de ingresos para el municipio, por el que han pasado alrededor de 30 casas de cerámica, sin contar los carmelitanos que desde sus hogares también ejercen la labor.
Lo curioso es como ellos mismos dicen:
Si la cerámica es un producto con Sello de Denominación de Origen del país, ¿Cómo es posible que los colombianos no conozcan su proceso?
Es por eso que la tradición le abre las puertas al turismo, literalmente, porque tras más de medio siglo de funcionamiento, las fábricas del Carmen le apuestan a recibir visitantes nacionales e internacionales, con el objetivo de sumarse al auge del turismo experimental, que busca que el turista se conecte con la cultura de la región a través de actividades de inmersión, en este caso, con la tradición de la cerámica que representa la esencia carmelitana, para que los visitantes vivan experiencias propias y no sean solo observadores.
Una de las empresas que se suma al turismo de inmersión es ‘Cerámicas El Dorado’, la fábrica familiar en la que se han dedicado por más de 50 años a la elaboración de vajillas a mano. Con 1500 moldes y 1000 matrices elaboran la loza que distribuyen en un 80% para venta nacional, y un 20% para exportación.
‘El Dorado’ encendió su horno en 1966, sobrevivió a la crisis del 90 cuando grandes industrias nacionales y chinas empezaron a llegar a la región, y luego de tres generaciones en la familia abrió sus puertas el 23 de diciembre de 2021 para que en medio de un recorrido de aproximadamente una hora, los visitantes puedan moldear una pieza en un torno alfarero, pulirla, recorrer los estantes de secado con piezas únicas, y conocer desde cero cómo se pulverizan los materiales, hasta pasar por el proceso de mezcla, colado y pigmentación final.
Con agilidad y creatividad los artesanos pueden moldear hasta 600 piezas en un día, todo de forma manual, como es el caso de Silvio Salazar, quien lleva desde los 15 años en la labor.
Ahora, con 49 años y medio de experiencia en la cerámica crea productos para venta nacional en la fábrica El Dorado.
Él es uno de los artesanos que moldea la cerámica para crear futuro, que no solo conserva la tradición y arte carmelitano, sino que permite la generación de ingresos para la misma región.
Salazar explica que “el reto más grande de trabajar con la cerámica es la innovación”, y cuenta que disfruta de la visita de turistas, porque es una oportunidad para vivir su segunda pasión: enseñar.
Añade “me ha gustado mucho enseñar, y luchar porque la juventud se uniera a esta labor de la cerámica. Ya uno llega a la edad que no le da a uno para seguir laborando, pero si enseño, hay muchos que quieran proseguir lo mío”.
Abrir las fábricas de cerámica a visitantes permite generar nuevas oportunidades de empleo en la oferta turística, por lo que más allá de dar a conocer la cultura de los municipios de Colombia, es una forma de seguir empleando a la gente de la región, sumado a que Antioquia tiene un subsuelo rico en barro gris, que es con el que elaboran la cerámica.
‘CHORIZOS DE PUNTA’
Para empezar a usar el plato de cerámica que acabó de elaborar, nada mejor que servir un buen chorizo de punta de 50 años de tradición. Pero degústelo muy bien, porque entre cerámicas y chorizos ya tiene 100 años de legado en sus manos.
La gastronomía es otro de los ejes económicos de El Carmen de Viboral, y son los ‘Chorizos de Punta’ en la ‘Cafeteria Especial’, el punto gastronómico de visita fija cuando se llega al municipio.
Blanca Lopez, alias ‘Punta’, junto a su esposo, dirigen el negocio que estableció su padre en plaza del Carmen cuando ella aún estaba en el colegio y revela que el secreto para mantener un negocio por más de 50 años es simple: tener ganas y actitud, “trabajando, dedicándose”.
“Para uno es un elogio saber que el chorizo todavía se conserva y que todas las generaciones lo van conociendo. Ahora tenemos otra generación con lo niños, que son aclamando que los traigan por los chorizitos; pasan por aquí y los tienen que entrar, la misma mamá dice: vea no come chorizos en ninguna parte y aquí hay que traerlos. Ya tenemos una generación para el futuro, y vamos a ver quién sigue con esto, porque eso es lo que uno añora, que la tradición siga”, agrega.
‘Chorizos de punta’ en la Cafetería Especial, uno de los puntos gastronómicos turísticos de El Carmen de Viboral.
Este destino es la segunda parada en la ruta de Antioquía Experimental de la Gobernación de Antioquia, que impulsa el turismo como parte de la reactivación económica del departamento, con apoyo de Fontur y parte de la vitrina de turismo de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato).
Por: PORTAFOLIO