¿Cómo actúa la escopolamina en el organismo y qué hacer si es víctima?
La escopolamina – conocida también como burundanga – es un alcaloide natural obtenido de la semilla del borrachero o cacao sabanero. Generalmente, se conoce esta sustancia porque suele ser utilizada para inhibir la voluntad de una persona. Por esta razón, durante años ha sido la preferida de bandas delincuenciales para robar, secuestrar o cometer cualquier tipo de acto ilícito.
Cuando la escopolamina se absorbe, ocasiona un estado de somnolencia y sumisión profunda. La principal característica del consumo de burundanga es la amnesia lacunar, es decir, la pérdida de memoria total respecto a lo sucedido.
La escoplamina se absorbe muy bien en el tracto gastrointestinal y suele administrarse a las víctimas en dulces, chocolates o bebidas como gaseosa, café y licores.
De acuerdo con un artículo del Instituto Castelao, un centro de desintoxicación y tratamiento de adicciones en España, los síntomas del consumo de burundanga suelen aparecer de una a cuatro horas después de la intoxicación. Asimismo, se absorbe rápidamente en el tracto digestivo y se distribuye ampliamente en el cuerpo. Durante las primeras 12 horas se excreta la mayoría de la droga mediante la orina.
En general, una persona que ha consumido escopolamina experimentará disminución de la secreción glandular, produciendo sequedad de piel, sed, dificultad para deglutir y hablar, pupilas dilatadas (midriasis) con reacción lenta a la luz y visión borrosa de objetos cercanos.
Esta sustancia también se manifiesta con enrojecimiento de la piel por vasodilatación cutánea y disminución de la sudoración. La frecuencia cardíaca suele aumentar y puede llegar producir retención urinaria por espasmo del esfínter.
En dosis muy altas, la escopolamina suele desencadenar en arritmias cardíacas, taquicardia severa, fibrilación, insuficiencia respiratoria, colapso vascular y muerte.
La descripción de los efectos tóxicos de la escopolamina por testimonios de personas intoxicadas, hacen referencia a un estado de pasividad o automatismo, lo que hace que la persona reciba y ejecute órdenes sin oposición.
Los delincuentes tienen que tomarse su tiempo para que la droga actúe y por eso deben seleccionar a sus víctimas y hacerles seguimiento hasta que los efectos se produzcan, lo que puede tomar una media hora.
Los mecanismos de prevención frente a esta modalidad incluyen no recibir bebidas de extraños, no perder de vista las bebidas propias, exigir que los envases sean destapados en su presencia y, ante el cambio de sabor o característica de la bebida, simplemente abstenerse de tomarla. ¿Cómo atender una víctima?
En caso de que la persona presente somnolencia, mareo o sensación de borrachera no ligada al consumo de alguna bebida o que parezca un efecto desproporcionado, es importante consultar de inmediato al servicio de urgencias más cercano, donde se debe brindar tratamiento para estabilizar a la persona, evitar que el fármaco se absorba desde el tracto gastrointestinal, brindar medidas de soporte, ventilatorios y líquidos, y en casos extremos, utilizar antídotos específicos.
El objetivo es evitar las complicaciones derivadas de la depresión del sistema nervioso central, que puede comprometer los signos vitales y llevar al coma y a la muerte en casos extremos.
Por: EL TIEMPO