Julio Iglesias contra el mundo, asalto final.

Julio Iglesias, en Los Ángeles, en 1983. Foto: GETTY | Vídeo: EPV

El libro ‘Hey’, de Hans Laguna, documenta los años decisivos del artista español más universal, 1983-1985, cuando se propuso conquistar Estados Unidos.

Un día de agosto de 1986 dos hombres de negro se anunciaron en el Hotel Pikes de Ibiza, lugar de hospedaje de George Michael, Grace Jones  o Freddie Mercury. Dijeron venir de parte de un cantante “muy famoso” que quería aislarse allí unas semanas. Necesitaba ocho habitaciones. El hotel tenía 20; el cantante las quería para el día siguiente: tras un concierto en Nueva York volaría en su avión privado a la isla. En Ibiza se desplazaba en una caravana de cinco coches blancos y alquiló, para esos días, un yate, un velero y una lancha. Julio Iglesias nadaba por las mañanas, tomaba el sol en alta mar, recibía la visita de ¡Hola! y tenía cada día marisco gallego que le preparaban sus propios cocineros.

Vivía rodeado de mujeres que iban y venían de su lado y entraban y salían de su suite bungaló por un acceso privado. Se ganó a las autoridades locales de tal manera que un sargento de la Guardia Civil, que investigaba el hotel por el posible tráfico de drogas (“si tomabas una bebida en el bar, era probable que te encontraras una raya de coca. ¿Significa eso que vendíamos? En absoluto. Quizá ese extra viniera con la bebida”, dijo su propietario, Tony Pike), terminó acudiendo a la fiesta del 41 cumpleaños de Freddie Mercury, que duró varios días en los que se bebieron 350 botellas de Moët Chandom y se rompieron 250 vasos, según la factura.

Julio Iglesias sobrevolaba todo aquello sin mancharse. Todos los testimonios recogidos por el libro coinciden en que le producía rechazo la cocaína, aunque su propio entorno consideraba inhumano el esfuerzo que hacía cada día y lo bien que se presentaba siempre, a pesar de no dormir, a sus citas promocionales. Mucho sexo con muchas mujeres muchas veces al día, mucho -muchísimo- sol y ropajes blancos en piel bronceada para las fotos de la prensa rosa. Había culminado su obsesión: “the top of the last step” (la cumbre del escalón final), era el cantante más vendedor del mundo, y se enfrentaba al último de sus terrores de una carrera repleta de inseguridades y éxitos: cómo seguir escalando y a dónde, tras poner el broche a la última y más asombrosa de sus conquistas, la de Estados Unidos. A ese trayecto a mediados de los 80, sus causas y consecuencias, dedica el músico y ensayista Hans Laguna Hey! Julio Iglesias y la conquista de América (Contra, 2022), un trabajo de 430 páginas en el que repasa con exhaustiva documentación y testimonios los años decisivos de la consagración de Julio Iglesias como artista universal.

El cantante en la piscina, en una imagen de 1984.
El cantante en la piscina, en una imagen de 1984.SANTI VISALLI (GETTY IMAGES)

Por: EL PAÍS

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