El festival vallenato y sus raíces atadas a Gabo y al Magdalena.

Fundación y Aracataca hicieron grandes aportes a este certamen cultural. El premio Nobel de Literatura fue fundamental en su creación. 

El próximo 26 de abril se dará inicio a la fiesta de acordeones más grande del planeta, el Festival de la Leyenda Vallenata, certamen cultural que celebrará su edición 55.

Este será el espacio propicio para que por quinta ocasión se dispute la corona Rey de Reyes en los concursos diseñados para acordeoneros, verseadores y compositores. 

Lo anterior indica que el duelo será exclusivo para los ganadores de ediciones anteriores. Pero antes de adentrarse en esta nueva edición, es menester ahondar en los orígenes de esta competencia.

Desde Fundación, Magdalena, se han establecido versiones que han sobrevivido al paso del tiempo, las cuales sostienen que el primer certamen entre acordeoneros se realizó allí en 1950. Todo estuvo liderado por el gestor cultural de origen libanés Camilo George Chams, quien como buen innovador en asuntos de mercadeo armó frente a uno de sus negocios una tarima que sirvió de escenario para los diferentes concursos musicales. 

Este sería en realidad el primer festival de acordeones de Colombia, y se celebró durante una década.

El ganador del singular evento fue Dionisio Martínez Pitre. De acuerdo con este argumento, Fundación fue el epicentro del primer Festival Vallenato, y no Valledupar.

Martínez Pitre fue, 18 años antes de Alejandro Durán, el primer ganador de este tipo de concurso. 

Camilo George Chams, quien entró al país en 1928 por Cartagena, llegó a Fundación en 1944, y enseguida quedó impregnado con la música autóctona que escuchó en la región, que se le dio por organizar el mencionado concurso.

Lo anterior sugiere que Alejo Durán no sería el primer rey coronado en un festival de música vallenata en el país. 

Camilo George Chams, organizador.

Como se sabe, ‘el Negro Alejo’ ha sido considerado siempre el indiscutido primer rey de la Leyenda Vallenata, al coronarse triunfador en el Festival de 1968 realizado en Valledupar, e históricamente considerado como el primer festival o evento relacionado con este folclor. 

Pero no solo Fundación le pelea a Valledupar esta supremacía musical folclórica; Aracataca, Magdalena, la tierra de nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez, también entra en la puja. 

Así lo sostiene Joaquín Viloria De la Hoz, doctor en Historia y gerente del Centro Cultural del Banco de la República en Santa Marta, quien detalla que cuando Gabo regresó a Colombia en 1966, luego de siete años de ausencia, pidió a sus amigos Rafael Escalona Álvaro Cepeda que organizaran un encuentro con los mejores conjuntos vallenatos. 

“Este Primer Festival de la Música Vallenata se realizó en Aracataca el 17 de marzo de 1966”.

Ese festival fue auspiciado por Cervecería Águila, y sus promotores fueron Gabriel García MárquezÁlvaro Cepeda SamudioRafael Escalona y el cataquero Carmelo Correa.

En el Festival de Cataca estuvieron, además de los ya citados organizadores, el pintor Jaime Molina, los acordeoneros ‘Colacho’ MendozaAlberto Pacheco, Andrés Landero, Alfredo Gutiérrez y Armando Zabaleta, entre otros. 

Fue el jueves 17 de marzo de 1966 cuando aquellas delegaciones provenientes de varios sectores de la región bananera se dieron cita en Aracataca (Magdalena) a lo que se le denominó ‘El Festival del Vallenato’, congregándose así los mejores cultores folclóricos en todos los rincones del Caribe colombiano.

De igual forma, dentro de la programación se dio por escogida la ciudad de Valledupar como sede del Segundo Festival de la Música Vallenata para aquel 1968.

Al respecto Gabo comentó: “Así empezaron los festivales vallenatos. Después, a las gentes de Valledupar les dio celos y organizaron lo que ahora es el Festival”.

Rafael EscalonaConsuelo Araujo y otros dirigentes de Valledupar vieron de inmediato que la idea de García Márquez de reunir en un festival lo mejor de la música vallenata no podía dejarse escapar y trabajaron para hacer una fiesta con mayor impacto y convirtieron a Valledupar en el verdadero fortín para dicho festival.

Consuelo Araujonoguera junto a Alfonso López Michelsen.

El primer Festival en Valledupar

El historiador e investigador cultural Celso Guerra Gutiérrez explica que en los albores de 1968 el primer rey vallenato, Alejandro Durán, fue llevado a Valledupar por Roberto ‘el Turco’ Pavajeau Molina, en vísperas del Festival Vallenato.

“Este concurso no gozaba de buen augurio por los afectos a esta música, y mucho menos de los enemigos, argumentaban que era otro embeleco de ‘La Cacica’, y entre los mismos acordeoneros había escepticismo. Alejo, a pesar de  había recibido de Roberto Pavajeau $200 pesos, siempre se mostraba reacio a concursar.

“En esa primera gran contienda a ‘Colacho’ Mendoza, quien vivía con Pavajeau, no le sedujo esta competencia, y ‘el Negro’ Durán salió vencedor tras dejar en el camino a grandes como Ovidio Granados, Luis Enrique Martínez y Toño Salas. Fue el inicio de una verdadera batalla de gladiadores musicales, que va en su edición 55, dando a conocer a la comarca”, manifiesta Guerra.

El presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina, señaló que durante estos 55 años se han preocupado por mantener vivo el legado de los primeros juglares que hicieron historia en este certamen.

“La idea de la Fundación ha sido buscar los caminos sin perder la esencia y la responsabilidad en cuanto a la música vallenata. Hemos querido que sea un evento internacional, pero no entrar en la comercialización. Con la declaratoria que recientemente hizo la Unesco como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad ahora más que nunca estamos comprometidos con esta causa”, dijo.Una fiesta marcada por lo religioso

Esta fiesta que celebrará sus Bodas de Esmeralda fue creada en 1968 por el primer gobernador del recién creado departamento del Cesar, Alfonso López Michelsen.

La idea surgió por iniciativa de la gestora cultural Consuelo Araújonoguera, quien junto al compositor Rafael Escalona Martínez, y un grupo de amigos, buscaban institucionalizar y recrear la fiesta de la Virgen del Rosario.

Durante las celebraciones de esta santa era costumbre que en los barrios populares de Valledupar se realizaran las ‘colitas’ o parrandas con música vallenata después de las fiestas formales, como bautizos, matrimonios o cumpleaños.

Eventualmente cobraron mayor importancia y popularidad las contiendas entre los cantos y música de juglaría.

Poco a poco se convirtió en un evento de importancia nacional, especialmente cuando Alfonso López Michelsen llegó a la Presidencia de Colombia (1974-1978).

Así se volvió un punto de encuentro de la clase política, artística y cultural de Colombia.

“Este será un año de ratificación de la ardua labor que viene adelantando la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y que con el paso de los años ha dado grandes frutos. Queremos tener viva la riqueza de los juglares y abrir espacios para los nuevos valores”, indicó Rodolfo Molina.

Por. EL HERALDO

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